Mis primeros pasos... ¡financieros!
Nicholas Salguero.ArborComo padre y al igual que otros muchos una de las cosas que más trabajamos en casa son los valores que inculcamos a nuestros hijos, en todos los ámbitos de su vida, pero destaco uno en especial donde creo que hay una carencia a nivel sociedad: su educación financiera.
Los básicos
Algún día nuestros hijos serán adultos y gestionarán sus propios hogares, por lo que es importante que abordemos este tema con ellos dándoles un nivel de formación financiera básica y sobre todo práctica, explorando cosas sencillas que sirvan como una base sólida futura sobre la que construir y mejorar su nivel de salud financiera (¿qué es la salud financiera?)
Empecemos desde el propósito: que nuestros hijos tengan las herramientas para gestionar su vida financiera de forma adecuada en el futuro.
“En acción”
Para poder hacer esto es importante que seamos capaces de enseñar y demostrar algunos conceptos básicos de finanzas personales “en acción”. En mi experiencia, se puede empezar con estos conceptos desde los cuatro años con un nivel de entendimiento medio-alto y para los cinco o seis años ya tener un entendimiento muy alto.
Vamos a tratar dos conceptos básicos, cómo explicarlos y qué hacer para reforzarlos de forma sencilla, por un lado fijar metas financieras y por otro hacer el primer presupuesto de su vida.
Una pequeña paga
Muchos de nosotros conocimos de pequeños “la paga”, una cantidad de dinero semanal que podemos destinar a lo que queramos, un buen concepto siempre y cuando vaya ligado a alguna responsabilidad, algo que haga el vínculo de que no es gratis y “porque sí”, propongo algo tan sencillo como cumplir con hacer la cama, ponerle la comida al perro o recoger sus propios platos de la mesa.
Importante resaltar que no se trata tanto de que si no cumple su responsabilidad se le quite el “salario” de la semana a tu hij@ sino que tenga un sentido de la remuneración ligada a una responsabilidad, un principio básico de nuestra sociedad.
Mi primera meta financiera
Lo primero que debemos abordar es fijar una serie de metas financieras u objetivos, tienen que estar definidos y ser relevantes, no voy a proponeros un plan de pensiones ni un fondo para la universidad (¡todavía!) sino algo mucho más cercano donde podamos incentivar el ahorro para algo emocionante, para gastarlo.
En realidad, en esta primera etapa es inviable pensar en ahorrar para asegurar el futuro, debemos incentivar el ahorro a corto y medio plazo a través de experiencias o cosas emocionantes donde la cantidad objetivo es la que dicta el tiempo que necesitamos. Os propongo la siguiente estructura:
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Meta pequeña a corto plazo: algo que pueda comprar en 1 a 3 meses, que sea tangible (un juguete o juego, no una experiencia), elegido por el niño y que cause una emoción tener, aunque como padres no sea nuestra compra preferida o incentivada es importante que este poder de elección la tenga tu hij@. Vamos a trabajar la consistencia en el ahorro y sentimientos positivos hacia aquello que quiere conseguir así como un recordatorio cada vez que lo vea y juegue con ello. Con el tiempo irá consiguiendo más cosas con sus propios esfuerzos que aumentan este sentimiento de forma exponencial. En mi caso un buen ejemplo es un set de lego de 20-30€. Un buen punto de partida podrían ser 10 a 20€ para luego ir subiendo.
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Meta mediana o grande a más largo plazo: nadie conoce a vuestro hij@ como vosotros, esta es complicada de fijar por la relación coste-tiempo que tiene. Ante la duda elegimos algo de menor tiempo y coste pero sin renunciar a esa sensación de “wow” al pensar en ello. Buenos ejemplos aquí serían desde un viaje a Disney (vuelo, entrada, etc…) a unas entradas a un parque temático local (la Warner en Madrid). Lo primero a tener en cuenta es que lo que digamos que vayamos a hacer es crítico hacerlo, de nada sirve decir que vamos a ir de viaje en avión si no lo vamos a poder hacer por presupuesto o tiempo. Es fácil coger experiencias emocionantes y hacerlas más abordables para los ahorros de nuestros hijos, sobre todo si es algo ya planeado. En mi caso los niños querían hacer un viaje en caravana, les dijimos que el alquiler de la caravana en sí era lo más caro y que ahorraríamos como familia todos para pagarlo, mis dos hijas ahorraron 200€, la mitad de lo que dijimos que costaría el alquiler. El objetivo aquí es ahorrar a 6 - 12 meses vista.
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Meta comodín: la donación de una parte de los ahorros a una ONG que apoye una causa que nos guste y refuerce algún valor en el que creamos. Esta meta propuesta es totalmente opcional pero los valores que lleva intrínsecamente son buenos y recomendables, en mi caso nos decidimos por una ONG local donde tienen donaciones temáticas y puedes elegir desde ayudar a aprovisionar un colegio hasta la limpieza de playas, pudiendo cambiar cada vez que donas. No solo conocemos a la directora de la ONG sino que además dan un seguimiento extremadamente cercano a los resultados obtenidos de las donaciones con fotos e información transparente lo cual es buenísimo para enseñar a nuestr@s hij@s lo que se ha logrado con su granito de arena.
Consistencia, consistencia, consistencia...
Es importantísimo que sigamos las “buenas prácticas” cuando fijamos estas metas para l@s pequeñ@s: ponerle un nombre a cada meta que represente aquello a lo que aspiramos (“viaje a conocer a Mickey!”), ponerle una foto emocionante y cuantificar la meta (saber cuánto necesitamos para cumplir y obtener la recompensa).
Lo segundo que vamos a llevar a cabo es una aproximación básica hacia un presupuesto, en este caso aplicando una visión de cómo repartir esos ingresos a través del seguimiento cercano del cumplimiento de las metas fijadas, el mejor momento para hacerlo es cuando “cobren” la paga semanal. Es de gran valor que ese momento lo aprovechemos para sentarnos como familia durante 5 o 10 minutos y recordemos lo que estamos haciendo: recibiendo una paga semanal ligada a unas responsabilidades que vamos cumpliendo y repartiendo ese dinero en montoncitos para comprar “X”, hacer “Z” y ayudar a “Y”. Puede parecer muy básico pero es el principio de un futuro brillante en materia de finanzas personales donde la consistencia y continuidad del ahorro recurrente es clave.
Una pregunta más que válida es ¿cómo? ¿cuál es la mejor forma de guardar esos ahorros y darle seguimiento a esas metas? Más detalle sobre los distintos métodos aquí. Donde además dependiendo del que elijamos podemos hacer una introducción a nuestros hijos a la llamada “sociedad sin efectivo”, la difícil de explicar realidad del dinero digital y cómo funciona, ya que sin duda, su uso del dinero en efectivo será MUY distinto a cómo lo conocimos nosotros.
En conclusión, al establecer una rutina de cómo recibir la paga semanal y habiendo fijado una serie de objetivos a corto y medio plazo de qué hacer con esos “ingresos” estamos trabajando cómo elaborar un presupuesto básico y reforzando el valor del ahorro a distintos plazos para poder hacer aquellas cosas que son importantes para nosotros.
Más adelante podremos hacer una introducción al mundo del interés compuesto, es decir, la magia de que nuestro dinero trabaje para nosotros y la importancia de que ese dinero crezca en el tiempo, abordando así una introducción a cómo y porqué invertir desde muy temprano.
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