Dejar a los niños entrar en la vida adulta sin educación financiera es como soltarlos en el mar sin clases de natación.
Los niños tienen una gran capacidad de aprendizaje. Desde edades muy tempranas adquieren conocimientos que les van a resultar importantes en su vida y la educación financiera no debería dejarse de lado. Es clave para obtener mejores oportunidades en el futuro.
Según multitud de estudios, los hábitos que influyen en nuestra capacidad de ahorro en la vida adulta se forman desde los cinco/siete años, por lo que es crucial que enseñemos a la próxima generación el valor del dinero y cómo administrar los gastos. Sin embargo, la educación financiera sigue estando ausente en la educación primaria. Y ello a pesar de que hemos sido testigos a lo largo de la historia, de fuertes conmociones sociales provocadas por diversas crisis financieras mundiales.
Más recientemente, a medida que la pandemia de Covid-19 expone más desigualdades sociales y económicas, se ha demostrado que la educación financiera puede actuar como fuerza igualadora mejorando las oportunidades de vida de los niños al darles una buena base que les permita adquirir las habilidades y comportamientos necesarios para gestionar el dinero y construir un futuro financiero más seguro, reduciendo así el número de personas vulnerables.
Nadie permitiría que su hijo se metiera en el mar sin enseñarle a nadar. Pero dejamos que nuestros hijos salgan al mundo sin estar preparados para la vida. Enviamos a los jóvenes a un mundo en el que tienen que ocuparse de sus finanzas y cruzamos los dedos para que no tengan dificultades financieras y no se ahoguen.
No podemos seguir creando generaciones de jóvenes que no saben tomar decisiones conscientes y bien informadas. La alfabetización financiera va más allá del conocimiento de números y cálculos, se trata de desarrollar habilidades para crear buenos hábitos y comportamientos con le dinero que no se pueden entender en clase de matemáticas. La relación con el dinero y el gasto debería integrarse en el sistema educativo reglado para que todos los adultos del futuro puedan afrontar con mayor solidez los imprevistos económicos y ser más felices.
Pero mientras tanto, podemos ayudar a los niños a desarrollar una relación sana con el dinero con actividades cotidianas.
- Administrar la paga: enseñar a los niños a administrar sus gastos con su paga semanal o mensual para que entiendan que el dinero es limitado y que es importante guardar parte para poder comprar sus objetos de deseo.
- Reconocer lo necesario: enseñar la diferencia entre un capricho y una compra necesaria.
- Hacer la compra: enseñar cómo se administra el consumo familiar y la importancia del ahorro.
- Entender la publicidad: enseñar a entender la publicidad que ven en la televisión y que no todo es real.
¡Nada mejor que aprender y compartir tiempo de calidad en familia!
