Aprender a ahorrar en la niñez
Maite Vallet.Teach&TeamEnseña a tus hijos a administrar sus ahorros y aprende a decir NO, es importante poner límites a sus peticiones sin control
En un artículo anterior, comentaba que la niñez es la etapa propicia para lograr la habilidad de administrar el dinero. Y que, precisamente, por ser la etapa en la que están especialmente predispuestos a adquirir cualquier aprendizaje que suponga saber organizarse, debemos enseñarles a gestionarlo. Y hacía algunas propuestas concretas. En este artículo, quiero referirme a una manera sencilla de enseñarles a administrar sus ahorros y a la importancia de poner límites a su solicitud desmedida de cualquier cosa.
Tendremos en cuenta que, mientras aprenden a gestionar el dinero, cometen errores. Es normal. La manera de ayudarles a superarlos es permitir que asuman las consecuencias.
Sus ahorros
Hoy en día es frecuente que se regale dinero a los niños y, por lo tanto, es importante que les enseñemos cómo utilizarlo: deben aprender tanto a ahorrarlo como a saber gastar sus ahorros. En general, si no les enseñamos a utilizar su dinero ahorrado, conciben que pueden gastarlo sin control, o guardarlo no se sabe para qué, mientras sus caprichos salen del bolsillo de otros. Algunos padres comentan: «Mi hijo nunca quiere gastar su dinero». Le tendremos que enseñar.
El dinero que le regalan no debe atesorarlo, es para que lo disfrute afrontando algún gasto. Puede que tenga claro para qué quiere ese dinero: para comprarse unos patines, una bici o ese juego que tanto desea. Si no cae en la cuenta por sí mismo, cuando nos diga que quiere una bicicleta, por ejemplo, será el momento de recordarle que dispone de ahorros. Se tendrá que ajustar a lo que tiene. Aunque, si no tiene suficiente, se lo podemos prestar o pagar la diferencia, como consideremos. Lo importante es enseñarle a guardar su dinero para cuando lo necesite y que, llegado el momento, sepa en qué y cómo gastárselo, en lugar de permitir que lo utilice arbitrariamente. Necesita adquirir las bases de una administración coherente. Necesita aprender a elegir, a seleccionar, a comprar con criterio.
¿Está bien que emplee el dinero que le regalan para pagar el campamento o alguna clase extra? ¡Por supuesto! El dinero ahorrado sirve para cubrir los gastos relacionados con sus intereses y necesidades personales. Pero no debemos consentir que lo despilfarre gastándolo sin control. Le estamos enseñando a utilizarlo, por lo tanto, necesita que establezcamos límites: no debe gastarlo en algo que consideremos desproporcionado: por su precio desorbitado, porque apenas lo va a utilizar, por desearlo únicamente porque lo tienen otros niños sin ajustarse a sus gustos y necesidades personales…
Sus peticiones sin control: saber decir «no»
A menudo, nos quejamos de lo que pide, de lo que gasta, de lo desconsiderado que es con nuestro dinero, de no tener conciencia de lo que valen las cosas… sin darnos cuenta de que somos nosotros quienes potenciamos esa situación ya desde su niñez: les damos todo lo que pide.
Hay niños que se pasan el día pidiendo que les compren algo. Piden antes de entrar al colegio, a la salida, cuando vamos por la calle, cuando entramos en alguna tienda… ¡piden siempre! Quieren que les compremos chucherías, juguetes, refrescos, helados…, cualquier cosa que puedan consumir allá donde estén. Piden hasta en la farmacia, donde se les antoja un chicle sin azúcar.
No compréis a vuestro hijo todo lo que os pida. Si se accede a todas sus peticiones, puede convertirse en un caprichoso, en un consumista empedernido. Y le impedís disfrutar al obtener lo que pide sin apenas desearlo. Además, cometemos la incongruencia de dárselo y quejarnos: «Solo piensa en comprar, no valora nada»… Pero ¿quién contribuye a que sea así? Sin duda nosotros por comprárselo. Si no queremos que sea consumista, si nos da rabia comprobar que se le antoja todo…, en lugar de reprocharle que sea caprichoso, seamos coherentes, hagamos el esfuerzo de decirle «no».
Sed firmes diciendo abiertamente que no le vais a comprar todo lo que quiera. No os justifiquéis con falsos argumentos económicos: «No tengo dinero», es como decirle que si lo tuvieseis, se lo compraríais. Si pide algo que os parece bien, se lo podéis regalar en su cumpleaños o en alguna fecha especial; de no ser así, debéis decírselo aunque le cueste aceptarlo.
Si cubrimos sus caprichos, no aprenderá a mantener el equilibrio entre gastos e ingresos. No es pequeño para comprenderlo, está en la edad que le resulta más sencillo asumir los aprendizajes relacionados con el uso del dinero. No perdamos la ocasión de enseñarle. Aunque todavía le quede mucho aprendizaje por delante, al final de esta etapa habrá asentado las bases para saber administrarlo.